Gabriel Muñoz comenzó en 2007 importando motores a nafta para bicicletas; dos años después empezó a traerlos, pero eléctricos y así nació la idea de diseñar una bicicleta «nacida eléctrica».
La Brina1 salió al mercado argentino en 2014 y se discontinuó en marzo para dar paso ahora a su sucesora, que tiene el «mismo ADN morfológico», pero suma «tecnología e inteligencia».
El lanzamiento del nuevo modelo es simultáneo en la Argentina y Estados Unidos y EMOV, la empresa de Sánchez, se está financiando a través de la página Indiegogo, que impulsa el crowfunding. Todavía quedan nueve días para ayudar a la iniciativa y, seguramente, habrá una nueva etapa más adelante.
Sánchez está entusiasmado porque les fue bien en la feria de bicicletas más grande del mundo en Shangai ( China ) donde, además de acuerdos de comercialización, resolvieron -por una cuestión de costos- mudar parte de la matricería de producción.