En el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), un equipo de investigadores buscó caracterizar aspectos económicos, jurídico-legales y epidemiológicos que sean útiles para impulsar una agenda pública orientada a disminuir el consumo de alcohol que cada vez es mayor en adolescentes y mujeres.
Argentina es uno de los países de la región con mayor consumo promedio per cápita, mayor prevalencia de consumo excesivo episódico (cantidad alta en un corto periodo de tiempo) y mayores perjuicios relacionados con el consumo: con un consumo de 9,9 litros de alcohol puro per cápita, ocupa el segundo lugar en América del Sur, después de Chile.
El doctor Ariel Bardach, investigador del IECS y del CONICET, explicó que “en casi todos los países, incluida Argentina, los varones consumen más que las mujeres. Sin embargo, las mujeres tienen mayores daños a un determinado volumen de consumo, y lo mismo sucede con quienes habitan áreas de menores recursos, por lo que el consumo acrecienta las desigualdades existentes”.
“Asimismo, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, ha aumentado en casi un 30 por ciento el consumo de alcohol episódico excesivo y, además, hoy en día, deberíamos considerar el aumento asociado a la pandemia de COVID-19 sobre todo entre las mujeres, niños y adolescentes”, planteó el investigador.
El especialista destacó que “el consumo se inicia a una edad cada vez más temprana”. “El 67,3 por ciento de los jóvenes de 13 a 17 años tomó el equivalente a 2 latas o más de cerveza cada vez que consumió alcohol en el último mes”, alertó el doctor en Medicina al recordar los datos brindado por la última encuesta de salud Escolar.
Según un estudio basado en la población del Cono Sur de América Latina, la mayoría de los participantes se reportan como no bebedores y, entre los bebedores, el consumo moderado de alcohol fue el patrón más frecuente. “De todas formas, pocas personas desean revelar que tienen este problema al ser encuestados y, en particular, el consumo en mujeres está muy invisibilizado. Además, en la sociedad, se hace una vista gorda al tema, como si el alcohol no fuera perjudicial”, problematizó el investigador del IECS.
“En Argentina -señaló Bardach- el IECS estudió las localidades de Marcos Paz, al Oeste de la provincia de Buenos Aires, y de Bariloche. El 52 por ciento de la población reveló consumir alcohol y, mayormente, en el país, los bebedores se nuclean dentro de la categoría más leve (menor cantidad por día). Sólo un tres por ciento se reconoce como un bebedor más importante”.
Acorde a los datos relevados en otro estudio realizado por el IECS en cuanto a la demanda de bebidas alcohólicas en Argentina, se observa que el gasto relativo en bebidas alcohólicas (en relación al gasto total del hogar) es mayor en los hogares más vulnerables. “El vino es la principal bebida vendida con 3,8 litros per cápita, concentra el 51 por ciento de las ventas totales de alcohol, seguido por la cerveza con 2,5 per cápita”, detalló Alfredo Palacios, coordinador de Economía de la Salud en el IECS.
Los especialistas señalan que, aunque según lo observado se evidencia un cambio del patrón de consumo hacia una mayor calidad enológica, las marcas que continúan liderando el mercado argentino corresponden a vinos de mesa genéricos y precios económicos. A diferencia de lo que ocurre en la gran mayoría de los países, en Argentina no existe un impuesto específico al vino.
Por su parte, la industria cervecera está constituida por grandes agentes económicos globales, de acuerdo a datos recabados por economistas que participaron en el estudio. “En el país, más del 90 por ciento de las ventas de cerveza recae en sólo dos empresas, que son propiedad de grandes corporaciones multinacionales y cuentan con gran capacidad de penetración gracias a una elevada inversión en publicidad y su poder de negociación en canales de distribución”, concluyó Palacios quién también es profesor adjunto en la carrera de Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
5 medidas para revertir este escenario
A nivel global, se estima que al consumo de alcohol puede atribuírsele aproximadamente el cinco por ciento del total de muertes. Según Bardach, la evidencia ha mostrado que el consumo de alcohol es un factor causal para cerca de 200 patologías. “Algunas de estas condiciones, como los cánceres, se vinculan con la exposición crónica al alcohol, mientras que otras lo hacen con el consumo agudo o episódico, como es el caso de las lesiones por causas externas como es el caso de siniestros de tránsito y actos de violencia”, amplió el investigador.
Diversos gobiernos han desarrollado e implementado políticas públicas para reducir el consumo de alcohol y los daños asociados, y, algunas de ellas, han demostrado ser eficaces. En línea con esto, los investigadores destacan que aplicando cinco medidas que son parte de una estrategia global llamada SAFER (por sus siglas en inglés Strengthen, Advance, Facilitate, Enforce, Raise) se podrían reducir significativamente las muertes, enfermedades y gastos asociados a este consumo problemático.
“Las que evidencian mayor costo-efectividad son el incremento del precio de las bebidas alcohólicas a través de impuestos, la restricción exhaustiva de la publicidad, promoción y patrocinio (PPP) y la limitación de la disponibilidad de bebidas alcohólicas como, por ejemplo, la reducción de puntos de venta”, destacó el director del Centro de Investigaciones en Epidemiología y Salud Pública (CIESP).
“Dentro de estas recomendaciones, también se encuentran el control en el cumplimiento de las medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol y el fácil acceso a la detección precoz, las intervenciones de consejos breves y el tratamiento para personas con consumos nocivos”, amplió Bardach a la vez que aseguró que en su conjunto, estas “son medidas de oro” que deberían considerar los funcionarios y tomadores de decisiones a la hora de reforzar los controles para medidas vigentes y actualizar la actual regulación.
Por ejemplo, en el caso de la publicidad, el impacto de regular este eje ayudaría a evitar el consumo a temprana edad. “Sobre un total de 7.111 acciones de PPP analizadas, 198 (2,8 por ciento) pertenecían a bebidas alcohólicas (69 por ciento vinos y 31 por ciento cervezas). El 57 por ciento de las publicidades de bebidas alcohólicas se observó entre las 6:00 y las 22:00 horas”, de acuerdo a datos relevados por la Fundación Interamericana del Corazón de Argentina, detalló el especialista.
“Con esto –subrayó Bardach- se evidenció que la mayoría de las publicidades son transmitidas en el horario de protección al menor, hecho que, como sabemos, adelanta la edad de inicio y aumenta el consumo de alcohol en jóvenes”
“Según la evidencia internacional, la prohibición amplia en la PPP de las bebidas alcohólicas es una de las medidas más efectivas para reducir el daño asociado al consumo de alcohol. Sin embargo, estos resultados indican que la normativa argentina actual no se adapta a las recomendaciones, ya que fija restricciones parciales”, planteó el investigador del CONICET.
Fuente: Agencia CTyS