El trofeo en las manos del capitán Nehuén Pérez, la medalla de campeón en el pecho de cada integrante del plantel.
Fuente: Reuters – Crédito: Luisa Gonzalez
La Argentina se quedó en la última estación sin invicto, el pequeño objetivo que le quedaba por cumplir en el torneo Preolímpico de Colombia. Brasil, que llegó a la cita necesitado de un triunfo porque Uruguay había superado 3-1 a Colombia en el inicio de la última jornada del cuadrangular final, tomó las ventajas que exhibió una formación con ausencias y que cometió desatenciones.
El Scratch, con goles de Paulinho y de Matheus Cunha, en dos oportunidades, se impuso 3-0 y se aseguró la segunda y última plaza para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, a los que asistirá con el sueño de revalidar el oro que obtuvo cuatro años atrás en Río de Janeiro.
De un inicio con convicción, la Argentina se desinfló y Brasil hizo gala de su jerarquía, esa que lo apuntó como una formación que impuso condiciones en la etapa de grupos, aunque los empates con Colombia y Uruguay, en el cuadrangular final, abrieron interrogantes sobre el potencial.
Fuente: AP – Crédito: Fernando Vergara
Sin el seleccionador Batista en el banco de suplentes, sin Gaich, Capaldo y Urzi en la cancha -todos cumplían un partido de suspensión-, la pegada de Mac Allister, a la salida de un tiro libre, resultó una vez más una marca registrada de la selección. El remate, apenas desviado, y una débil definición de Nahuel Bustos, que contuvo con facilidad el arquero Iván, fue una insinuación que no tuvo continuidad.
Se liberó Brasil: Medina miró la posición de Matheus Cunha, adelantado, pero sin intervenir en la acción, y Pedrinho superó a Cambeses. Y cuando la Argentina enderezaba el desarrollo, Nehuén Pérez intentó conectar con Cambeses, pero el pase fue interceptado por Matheus Cunha, que definió ante la desesperación del zaguero y capitán criollo.
Los fallos de los centrales, pilares de la campaña, y la endeblez en la contención argentina alimentaron la confianza de Brasil, que selló la goleada con Matheus Cunha.
Para la Argentina, el dolor de no coronar la campaña sin derrotas, aunque la enorme felicidad de celebrar el título como en Chile 2004; la esperanza de repetir la aventura, como hace 16 años, será la próxima meta.