El sueño ruso de una Crimea sacralizada, aislada de la guerra, estalló esta semana en mil pedazos, cuando esa península anexada por Moscú en 2014 fue teatro de una serie de explosiones en un aeródromo militar muy utilizado por la aviación rusa para disparar misiles contra Ucrania. Aunque el origen del ataque es incierto, muchos señalan a las fuerzas ucranianas. Un gesto que podría significar la violación de la línea roja establecida por Vladimir Putin. Es decir, el uso de armas occidentales contra lo que el Kremlin considera su territorio nacional.
“Esta guerra rusa contra Ucrania y contra toda Europa libre comenzó con Crimea y debe terminarse con Crimea. Con su liberación”, dijo el martes en su alocución televisada diaria el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky. “Rusia transformó nuestra península, que siempre fue y será uno de los mejores sitios de Europa, en uno de los lugares más peligrosos del continente. Pero regresaremos a la Crimea ucraniana”, prometió.
Anexando en 2014 esa península, Rusia adquirió no solo 27.000 km2 de territorio suplementario, sino que también triplicó su zona marítima en el Mar Negro, una región extremadamente valiosa en materia de recursos energéticos. Con esa ocupación quedó en suspenso el sueño ucraniano de la independencia energética. Pero, para Vladimir Putin, siempre se trató de posicionarse sin equívoco en una región altamente estratégica.
Aunque esa importancia no nació con el actual autócrata del Kremlin. Crimea siempre representó un elemento mayor para el imperio ruso y después para el soviético por su localización geográfica y su estructura geológica. Durante el periodo soviético, cuando la península aún pertenecía a Rusia, estacionaban allí navíos de fuerzas estratégicas con armas nucleares tácticas y Moscú había instalado gigantescas infraestructuras militares navales en el litoral.
En Sebastopol se construyeron vastos arsenales subterráneos para almacenar armas y petróleo. En los suburbios de esa ciudad, en el puerto de Balaklava, se instalaron hangares para recibir submarinos y se equiparon y adaptaron “arrecifes” de gran profundidad para los buques de combate en los muelles de Donuzlav y Novorossiïsk, sin hablar de una multitud de aeródromos utilizados por la aeronaval.
La Flota del Mar Negro
Hoy, además de la importancia simbólica que tiene para el presidente ruso, Crimea cobija a la flota rusa del Mar Negro, considerada por Moscú como vital para su defensa. Presintiendo el peligro creciente de un ataque, el Kremlin había transferido en julio una parte de esa flota hacia Novorosiisk, más al sur.
El martes, un sinnúmero de videos publicados en las redes sociales dio un indicio de lo que sucedió en la base de aviación naval de Saky, en la costa sur de Crimea. Los testigos comenzaron a filmar aparentemente después de la primera explosión, cuando una enorme columna de humo negro sube al cielo en diagonal. Después se producen otras dos violentas explosiones simultáneas, a un centenar de metros una de la otra, que provocan dos bolas de fuego que se elevan en la típica forma de hongo. Según los expertos, se trató de una salva de misiles.
“La base de Saky se encuentra a unos 210 kilómetros de la zona bajo control ucraniano más cercana. Muy pocas armas del arsenal ucraniano permiten ataques tan alejados y sobre todo tan precisos”, afirma el general Dominique Trinquant.
Es verdad, el misil antinavío ucraniano Neptuno puede cubrir esa distancia y alcanzar un objetivo terrestre. “Pero Kiev solo tiene un pequeño número, destinado en principio a proteger las costas de la región de Odessa de un eventual desembarco. Además, se trata de un misil subsónico, es decir vulnerable a las defensas tierra-aire rusas”, agrega el militar retirado.
El incidente no solo habría provocado la precipitada partida de centenares de turistas rusos. Lo que sorprende es la amplitud de los daños materiales. Cantidad de edificios civiles resultaron seriamente dañados y decenas de automóviles estacionados a varios centenares de metros del aeródromo, calcinados. Un video filmado dentro de la estación aérea muestra un avión de combate Su-24 irreconocible, cuyas alas desaparecieron. Poco antes de la explosión, en una foto-satélite se veían 37 aviones de combate y seis helicópteros en la pista.
FUENTE: lanacion.com.ar