La especie de alta resistencia a los herbicidas llegó a través de una cosechadora. El análisis de expertos del Inta y Agrarias.
Juan Carlos Papa y Daniel Tuesca publicaron recientemente un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) acerca de la detección de la maleza amaranthus palmeri s. watson en el sur de Santa Fe.
Con muy escasos registros en los anales de botánica de nuestro país, se sospecha que las semillas ingresadas al país poseen un bagaje de resistencias a herbicidas adquirido en otras latitudes.
Esta especie posee, además, atributos biológicos que la convierten en una maleza sumamente agresiva y muy difícil de manejar eficazmente, al menos, con los recursos tecnológicos actualmente disponibles.
El objetivo de dicha comunicación es brindar información sobre la presencia de esta maleza en los sistemas agrícolas dentro del área de influencia de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y del Inta de Oliveros, alertar sobre su peligrosidad y sobre la necesidad de generar información para prevenir o, por lo menos, retrasar su dispersión.
Jornada sobre manejo. En la misma línea, se realizó en días pasados una nueva jornada de Inta sobre malezas resistentes en la que se pudieron observar de cerca los estragos de amaranthus palmeri (A. Palmeri) y analizar, junto a especialistas, aspectos indispensables de su manejo en sistemas agrícolas.
En el campo perteneciente a Carlos y Leonardo Osinaldi, en la localidad de Totoras, productores y estudiantes recorrieron un campo con una impactante presencia de amaranthus palmeri.
Transporte. En este caso, se sospecha que la infestación fue provocada por la cosechadora utilizada, que trajo la maleza desde Córdoba, el pasado año.
En esta oportunidad, los disertantes convocados para analizar la problemática fueron los propios autores del mencionado informe —Daniel Tuesca y Juan Carlos Papa—, quienes junto al especialista Federico Raúl Sánchez bosquejaron una serie de pautas para encarar el tema.
Daniel Tuesca, de la cátedra de Malezas en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, señaló que una planta aislada de amaranthus palmeri puede producir hasta 600.000 semillas.
Y alertó además sobre la posibilidad de hibridación entre especies de Amaranthus.
Acerca de las diferencias entre dos de las más «populares», Tuesca refirió que «a la hora de distinguir las especies, en plántula, el amaranthus quitensis tiene escotadura, mientras que el amaranthus palmeri, un mucrón». Pero, aclaró, «no es sencillo de reconocer a simple vista».
Caracterización. Palmeri es una especie de germinación prolongada, que va de primavera a otoño. Su tasa de crecimiento puede alcanzar hasta 4 centímetros por día, y posee una elevada tolerancia a los ambientes adversos, gran variabilidad genética y facilidad para evolucionar resistencia a herbicidas.
«Es una especie dioica: existen pies femeninos y masculinos separados; esta es una característica muy particular ya que las restantes especies de yuyos colorados conocidas en nuestro país son monoicas», detalló Tuesca, al tiempo que señalo que «es una planta anual y glabra, y puede alcanzar hasta 1,5 m de altura, con tallos ramificados desde la base y con rayas longitudinales verde a amarillo y marrón rojizo».
En ensayos llevados a cabo por Tuesca, en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, se ha constatado, en biotipos provenientes de la provincia de Córdoba, elevados niveles de resistencia a inhibidores de la enzima acetolactato sintasa (ALS).
Arsenales. Se analizó el comportamiento de poblaciones de amaranthus palmeri frente a un amplio rango de dosis de herbicidas pertenecientes a los grupos de imidazolinonas, sulfonilureas y triazolopirimidinas.
En todos los casos, con el empleo de dosis equivalentes a 32 veces la dosis de uso comercial, no se logró disminuir la biomasa de esta maleza, significativamente.
Tuesca concluyó que estos resultados, ponen de manifiesto la amenaza que significa la presencia de esta especie en los sistemas agrícolas de nuestro país; en especial si consideramos el uso intensivo que se realiza de los herbicidas inhibidores de ALS, y en particular de las sulfonilureas de más bajo costo, las mismas que en los últimos años se constituyeron en herramientas de empleo masivo y prácticamente rutinario, tanto en barbechos como sobre los cultivos. Además, de la existencia, en proporciones variables, de individuos con resistencia a glifosato.
Proactividad. A su turno, Juan Carlos Papa refirió que «lo importante es darse cuenta a tiempo» y en esto la clave es «la proactividad». Alentó a los productores presentes a no descuidar la limpieza de la maquinaria y practicar el monitoreo de los lotes pero también de los caminos y cunetas. «La magnitud potencial del problema justifica sobradamente realizar el esfuerzo de la prevención», expresó.
Por otro lado, Papa resaltó la importancia de mantenerse informado sobre la evolución de esta problemática en el país, en la provincia y en la región; y si se detecta la presencia de esta maleza, informarlo de inmediato a los organismos oficiales pertinentes tales como Senasa, Inta, Ministerio de Agricultura de la provincia u otros relacionadas con la sanidad vegetal.
En cuanto al control llamado «cultural», instó a practicar rotaciones de cultivos, cultivos de cobertura, y arreglos espaciales competitivos.
Por su parte, en el control químico, son muy importantes los residuales. Su empleo oportuno sería clave a fin de evitar las emergencias tempranas de primavera y para contribuir a reducir la magnitud del banco de semillas. «Las mezclas de PPO amida ó PPO triazina ó triazina amida, son de lo mejor que están viendo», adelantó, para agregar que a la hora de aplicar herbicidas post-emergentes se recomiendan inhibidores de fotosistema I (diquat, paraquat); inhibidores de la síntesis de glutamina (glufosinato de amonio); herbicidas hormonales (2,4D, 2,4 DB, MCPA, dicamba, picloram, benazolin) e inhibidores de protox (PPO).
Fuente: La Capital