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En Albania, sentimos que arrancó el viaje, que terminaron las vacaciones

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Acá no nos topamos con turistas sino con gente local, es imposible entender Albania desde un hotel.

En nuestras tardes domingueras de planificacion de viaje, cada vez que leíamos sobre Albania había dos palabras que sonaban fuerte, peligro y trata de personas… dato no menor, pero al mismo también surgían palabras como «joya sin descubrir», alpes albaneses, aguas cristalinas, hospitalidad, etc… esas eran las palabras que hacían que una mirada cómplice se cruzará entre nosotros y nos dijeramos mutuamente «esto nos va a encantar». Ojo no es que nos guste el peligro, de echo llegamos bastante temerosos y desconfiados. Pero al fin y al cabo no se trataba mas que de Rótulos y Prejuicios.

Los cuales se cayeron automáticamente cuando pusimos un pie en Albania, desde una mujer con su hija diciéndonos que estábamos mal parados para hacer dedo y acompañarnos 15 cuadras hasta la terminal, como toda la gente que desinteresadamente nos abrió las puertas de su casa o nos levanto siempre que estábamos haciendo dedo.

Los albaneses tienen una sonrisa proactiva, siempre dispuesta a ayudar y ejercen una hospitalidad milenaria.

Respecto a lo que conocimos, más allá de su gente, podemos decir que la rivera albanesa esta dentro de nuestras playas favoritas, que los alpes albaneses calaron hondo y que extrañaremos la vida de café de Tirana.

En conclusión, no te pierdas de conocer el secreto mejor guardado de Europa, un país desconocido, incontaminado y auténtico, donde el caos esta permitido.

Albania vive y deja vivir.

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