Rusia hace frente este miércoles a un primer intercambio de pago de obligaciones en medio de una amenaza de quiebra, al tener sus activos en el extranjero congelados por las sanciones internacionales.
Este miércoles, Rusia debe rembolsar 117 millones de dólares de dos bonos en euros, el primer pago de una serie prevista en marzo y abril.
Pero, actualmente, en represalia por la operación militar rusa en Ucrania, unos 300.000 millones de dólares pertenecientes a las reservas de Rusia están congelados en bancos occidentales.
El lunes, el ministerio de Finanzas anunció que había enviado una «orden de pago al banco correspondiente para el pago» de «un monto de 117,2 millones de dólares».
Poco antes, el ministro de Finanzas Anton Siluanov había amenazado con rembolsar las deudas en rublos.
«Las declaraciones según las cuales Rusia no puede cumplir con sus obligaciones respecto a su deuda pública no se corresponden con la realidad», dijo el lunes el ministro de Finanzas.
«El congelamiento de las cuentas en divisas del Banco de Rusia y del Gobierno puede considerarse como el deseo de los países extranjeros de provocar un default artificial», agregó.
Si Rusia cumple con la amenaza de pagar en rublos, se abrirá un período de 30 días después de los cuales el país será declarado en incumplimiento de pago de su deuda externa, por primera vez desde 1918, cuando Lenin incumplió las obligaciones del país.
Sin embargo, existe una cierta ambigüedad en torno al primer vencimiento del 16 de marzo, pues la situación es inédita.
Los analistas de JPMorgan consideran que los pagos deberían ser posibles.
El Tesoro estadounidense precisa que el pago de los intereses puede hacerse hasta el 25 de mayo de 2022 en el caso de los estadounidenses, en obligaciones emitidas antes del 1 de marzo de 2022 por el Banco Central de Rusia, un fondo soberano ruso o por el Ministerio de Finanzas.
Después de esa fecha, necesitarán una autorización para poder seguir recibiendo esos pagos.
Las sanciones occidentales han paralizado parte del sistema bancario y financiero ruso y han provocado el desplome del rublo.
Un default corta automáticamente el acceso de un Estado a los mercados financieros y pone en peligro su rentabilidad durante años.