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Ahora hay lugar para uno solo

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Se juegan el ascenso. Si en los 90 minutos empatan habrá alargue y, de ser necesario, definición por penales.

Entre alguna que otra singularidad, este es un partido de preguntas. ¿Independiente sigue anímicamente roto o está parcialmente emparchado para afrontar noventa y pico de minutos que requieren pulso firme? ¿Le alcanzará a Huracán con el ascensor espiritual y futbolístico que lo transportó hasta esta instancia para dar el gigantesco paso que le falta? ¿Se hará presente en La Plata, de una vez por todas, la jerarquía de Montenegro, Insúa, Pisano, Zapata y Tula para que unidos ganen un partido después del cual no existe el después? ¿Se podrá obtener un ascenso -vale un campeonato- con veinteañeros como Cristian Espinoza y el Pity Martínez para desmentir que los pibes sólo ganan partidos? ¿Revalidará Huracán la sentencia turfística de ‘caballo que alcanza ganar quiere’? ¿Revertirá Independiente eso de, acomodado para la ocasión, que ‘no hay mal que dure 42 fechas ni equipo que lo resista’?

Mientras los interrogantes necesitan de tiempo para conocer las respuestas, este duelo digno del ingenio del mejor guionista de ficción ofrece también un manojo de verdades. Al equipo de De Felippe lo trajo hasta aquí un arquerazo como el Rusito Rodríguez, padre de algunos milagros que de no haber sucedido hubieran ubicado al Rojo por la mitad de la tabla. Sería clave que no faltara Federico Mancuello -en duda por una contractura en el gemelo izquierdo- porque desde hace rato que izó más alto que el resto la bandera de la lucha y la entrega. Luce oportuno el regreso de Martín Zapata para la batalla de la mitad de la cancha. Y media Avellaneda más varios miles esparcidos por el país rezan para que reaparezca Penco en escena con algún gol.

A Huracán lo empuja ese viento de cola que significan 13 partidos hilvanados sin padecer la derrota. Defiende mucho mejor que su rival y a partir del Pato Toranzo, con el complemento de un mediocampista mixto como Capurro, la experiencia de Caruso y la frescura de los pibitos mencionados, mueve la pelota con criterio, entrega ráfagas de elegancia y cotiza a buen precio una profundidad que vale oro en los tramos de definición.

Independiente y Huracán, entonces, mano a mano como un choque de guapos en campo neutral. El premio para el vencedor será el regreso a Primera. Del libreto se cayó una obviedad: es un cruce para ganar porque excusas y explicaciones no le alcanzarán a nadie.

Fuente: Clarín

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