Aún no se sabe quién encendió la bengala fatal que provocó el desastre en el boliche de Once.
Durante mucho tiempo, y aún hoy en día, las zapatillas colgando de los cables de las calles de Buenos Aires reflejaron una historia que marcó a una generación y a sus familiares y que modificó gran parte de la cultura musical argentina: la fatídica noche del 30 de diciembre de 2004, cuando la tragedia de Cromañón se llevó la vida de 194 personas, de la que se cumplen ahora 15 años.
Entre tanta investigación, juicios, responsabilidades y denuncias, después de todo el tiempo transcurrido ya no quedan detenidos por la tragedia que se desató por el fuego que se produjo en el boliche de la zona de Once en vísperas del Año Nuevo, y nunca se supo quién encendió la bengala que inició el incendio.
Esa noche, el boliche República Cromañón recibía a la banda Callejeros, en el último concierto de ese 2004, pero el ritual rockero de la época marcaba que los fanáticos encendían bengalas y todo tipo de cotillón para seguir a sus músicos favoritos, en ese caso los surgidos de Villa Celina.
Una bengala «tres tiros» impactó la media sombra puesta para cubrir los paneles acústicos y todo se convirtió en tragedia, dado que el fuego comenzó a propagarse y con él el ácido cianhídrico, producto de la combustión de la espuma de poliuretano de los paneles.
Los espectadores comenzaron a correr desesperados a oscuras -se había cortado el suministro eléctrico- y la salida estaba cerrada, lo que produjo que muchos de los asistentes murieran en los primeros minutos.
Otros de los fallecidos fueron quienes una vez que lograron salir, volvían a ingresar para rescatar a algún amigo o familiar y el humo tóxico los abatió.
El saldo trágico dejó a 194 muertos y 1.432 heridos, lo que produjo un colapso en la red hospitalaria argentina la noche del 30 de diciembre.
La investigación desnudó un sinfín de irregularidades, desde la capacidad del lugar -totalmente excedida- a la poca seguridad, la falta de reglamentación y la desidia de quienes tenían que revisar que todo funcionara con normalidad.
La tragedia de Cromañón provocó la destitución del entonces jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, quien fue sustituido por Jorge Telerman, y la revisión de todos los locales para recitales en la Ciudad de Buenos Aires, algo que sumió a la industria musical en una gran incertidumbre.
El gerenciador del lugar, el ya fallecido empresario Omar Chabán, fue detenido y hallado responsable de la tragedia, junto a su mano derecha, Raúl Villarreal, como así también a los integrantes de la banda Callejeros, y varios funcionarios porteños, por la falta de inspección y control del lugar.
En 2009 la Justicia encontró responsables de la tragedia a Chabán, Diego Argañaraz (mánager de la banda) y al comisario Carlos Díaz, responsable de la comisaría séptima, con jurisdicción en la zona, por «estrago doloso seguido de muerte y cohecho», además de dos funcionarios por «incumplimiento de deberes».
En la revisión del juicio, la Cámara de Casación cambió la carátula y pasó «estrago culposo seguido de muerte», por lo que condenó a los integrantes de Callejeros, y más tarde también fue condenado Rafael Levy, dueño del local.
A 15 años de la tragedia no quedan detenidos por el hecho, ya que Chabán murió en noviembre de 2014 y en mayo de 2018 Patricio «Pato» Fontanet fue el último en recuperar su libertad.
El ex baterista de la banda, Eduardo Vázquez, está preso pero por una condena a reclusión perpetua por el femicidio de su esposa, Wanda Taddei.
Tras el tiempo transcurrido y las investigaciones realizadas, aún se desconoce el nombre de la persona que prendió la bengala que desató el caos y la muerte. (NA)